La finalidad de esta mascarilla de Avène es de hidratar y calmar las pieles más sensibles.

Gracias a su alto contenido de Agua Thermal y ácido linoleico que se encuentra en el aceite de cártamo, favorece la absorción de los activos en función de las necesidades de la piel.

Indicada para personas con Eritema, cuperosis, rosácea, pieles deshidratadas; posterior a terapias agresivas a la piel como nieve carbónica, peeling o tratamiento con ácido retinoico y también después de una exposición solar.

Avene aconseja seguir unos paso para su aplicación, que yo sigo al pie de la letra.

• Limpiar previamente el rostro.
• Exfoliación, esto no lo aconsejan pero yo siempre lo hago
• Aplicar una capa gruesa de mascarilla y dejar penetrar 15 minutos.
• Retirar el sobrante con un tissu
• Pulverizar una bruma con Agua de Thermal de Avene

La consistencia de esta mascarilla es muy agradable y ligera. Se extiende muy bien y durante los 15 minutos que la tuve sobre la piel no siento ni tirantez ni picor, algo que es muy importante.

Pasado ese tiempo pulverizo mi rostro con Agua Thermal y con un disco desmaquillante retiro el sobrante de la mascarilla que no es mucho.

La piel me queda suave y sedosa y lo mejor, que al día siguiente sigo notando ese efecto.